lunes, 24 de enero de 2011

Responsabilidad ética y política

Gloria Álvarez Desanti Ph.D.

El tiroteo de la ciudad Tucson, Arizona donde seis personas murieron y fue herida la congresista demócrata Gabrielle Giffords, fue un acto cometido por un joven blanco declarado como "inestable", nos demanda una reflexión sobre la responsabilidad ética y política que tienen políticos, comunicadores, sacerdotes, pastores y todos aquellos que tengan una posición de privilegio para ser escuchados o leídos por grandes grupos de personas.

La libertad de expresión es un derecho fundamental. Coartarlo puede tener consecuencias muy severas. No obstante, una persona que está en una posición de poder, o que tiene accesos a medios de comunicación, o a un púlpito no puede ser irresponsable y azuzar a sus seguidores en contra de personas o grupos étnicos o religiosos. Incitar a la violencia puede tener consecuencias serias y lamentables. La historia muestra muchos casos lamentables. Recordemos los hechos que se desencadenaron cuando la estación de radio "Des Mille Collines", transmitía propaganda racista y genocida en contra de la población de los tutsi, y en 1994 se inicia el Genocidio de Rwanda.

Sarah Palin, la exgobernadora de Alaska, y excandidata a la vicepresidencia por el partido republicano, ha sido la voz más visible del ala derecha republicana conocida como Tea Party, que salió fortalecida en las recientes elecciones de noviembre. Desde entonces la señora Palin se ha dedicado a su beligerancia política; a usar cualquier estrategia para atraer a sus filas al ciudadano medio y debilitar las posturas de los demócratas. Algunos analistas consideran que fueron las posiciones del Tea Party las que propiciaron los hechos que resultaron en varios muertos y la congresista gravemente herida, un verdadero crimen político. La Señora Palin ha llegado al uso de las armas en sus apariciones en televisión, además colocó miras de rifle sobre los estados de los demócratas que votaron por la Reforma de Salud Pública entre ellos Gabrielle Giffords (The Huffington Post 9/1/11). Sus detractores la acusan de incitar a la violencia que originó tan lamentable incidente.

La señora Palin, en su defensa, argumenta un "libelo de la sangre", para pasar a jugar el papel de víctima y justificarse ante los que la acusan de los hechos. La falta de conocimiento histórico de la excandidata a vicepresidenta ha sido una de sus peores compañeras durante varias de sus intervenciones, y le juega aquí una nueva trastada. Pretendió colocarse en la posición de las víctimas judías atacadas por los nazis, pero usó esa expresión (“libelo de sangre”) que fue usada precisamente por los nazis en los levantamientos populares en contra de los judíos. Como agravante, recordemos que la congresista es judía y uno de los muertos también. Esta situación le ha generado más opiniones desfavorables sobre su actuación. A la pregunta "¿Piensa usted, que la retórica política partidista desempeñó un papel en los disparos a Gabrielle Giffords? Respondieron en un el 61% que sí, contra un 39% que opinó que no. (The Economist, 10/10/11).

Las responsabilidades éticas de los individuos públicos demanda más cuidado y deben ser entendidas estas como una obligación con la ciudadanía, no saben a quién le están hablando ni qué tipo de trastorno psicológico puedan tener. Las palabras, el discurso debe ser tal que propicie una acción positiva de parte de los otros. Se debe impulsar el cambio por el bien social. Cuando el discurso llama a la violencia, el dirigente se vuelve corresponsable de los hechos que pueda desencadenar. Esta corresponsabilidad es ética. La libertad de expresión no puede ser coartada. Pero en el plano ético no existe libertad para inducir a la violencia como arma política o de discriminación.