Los
invito a leer el artículo de mi hijo Sebastián Rodríguez, La Juventud
después de Chávez
jueves, 14 de marzo de 2013
La Juventud después de Chavéz
martes, 12 de marzo de 2013
Nuestra seguridad
Quiero invitarlos a leer el artículo de mi esposo
Ennio
Rodríguez
"Las autoridades han logrado enfrentar
la violencia"
Al inicio de la presente Administración, todas las encuestas
señalaban que el principal problema percibido por los costarricenses era la
inseguridad. Con el paso de los años este ha ido perdiendo importancia y se ha
ido desplazando al segundo y tercer lugar. Esto es congruente con el
comportamiento de los indicadores de seguridad. La tendencia al deterioro,
acelerada desde 2005, parece tener un punto de inflexión en el 2010 e incluso
algunas cifras muestran una mejora en los años siguientes.
El indicador más importante para medir los niveles de violencia
son los homicidios dolosos por cien mil habitantes. En su punto más alto (2010)
Costa Rica alcanzó 11.4; sin embargo, en el año 2012 la cifra había bajado a
8.4. La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito reporta un
indicador de 41.0 en Centroamérica en el 2012, un promedio de 20.0 en Suramérica
y 15.4 para todo el continente americano. Si bien los resultados nacionales aún
superan el promedio mundial (6.9) y está lejos de los países desarrollados, en
términos regionales las cifras son favorables. Pero lo que debe desatacarse es
la reversión de la tendencia al incremento en los homicidios dolosos.
Otros indicadores muestran un cuadro variado, los hurtos continúan
aumentando y los asaltos a las viviendas, luego de bajar, volvieron a
incrementarse; mientras que las tentativas y violaciones, lesiones, asaltos y
robos y tacha de vehículos continúan disminuyendo.
Por lo tanto, en general, se puede argumentar que ha disminuido la
inseguridad.
Factores múltiples. La interpretación de los factores que
explican esta mejora siempre es compleja. Pero destacan la transformación de la
policía, los sistemas de vigilancia y el uso inteligente de la información cada
vez más centralizada y mejor procesada para el trabajo policial preventivo y
represivo. Los tribunales de flagrancia también han jugado un papel importante.
Las políticas sociales, particularmente la disminución de la deserción de los
colegiales, también deben haber jugado un papel.
En definitiva, las cifras muestran que es posible enfrentar la
violencia y que las autoridades lo han logrado con un grado importante de éxito.
No obstante, la amenaza del crimen organizado se mantiene y podría acrecentarse
en los años recientes, por lo tanto, es prioritario atender el desafío de la
seguridad interna.
En primer lugar, las mejoras logradas deben consolidarse, el
cambio de administración que se avecina en el 2014 no debe echar por la borda
las lecciones aprendidas, sino que debe aprovecharse para fortalecer las
políticas públicas en esta materia.
En segundo lugar, ante la descoordinación existente, se optó por
concentrar de hecho el poder en un ministro de Seguridad y Gobernación. Los
marcos legales y organizativos no han sido modificados. Cabe repensar si las
funciones correspondientes a un ministerio del interior no deban separarse de
aquellas propiamente de seguridad, pero en todo caso, la revisión del marco
legal y administrativo es parte de la tarea pendiente.
Prevención. En tercer lugar, es sabido que la prevención
tiene menor costo económico y humano que la represión. Para hacer sostenible la
tendencia a la mejora en la seguridad deben fortalecerse los programas de
prevención social, particularmente los destinados a las poblaciones en riesgo,
en especial los jóvenes de áreas marginales que desertan del sistema educativo.
Tanta prevención como sea posible y tanta represión como sea necesaria...
En cuarto lugar, los casos exitosos en la región también destacan
por integrar y articular muy bien los esfuerzos comunales, municipales y
nacionales tanto en prevención como en represión a partir de una georreferencia
de los hechos delictivos. Este es terreno fértil de mejora.
En quinto lugar, también el Estado debe adoptar los sistemas
modernos de administración en donde las pirámides de poder verticales se
sustituyen por matrices de coordinación interinstitucional, de tal manera que,
además de los consejos sectoriales, se puedan ver todas las políticas púbicas
desde un ángulo particular, en este caso, de la seguridad y hacer los ajustes
correspondientes (consejos temáticos). El mundo moderno requiere adaptarse
rápidamente y no puede esperar a los cambios organizativos, ni depender
exclusivamente de las relaciones jerárquicas verticales. Para eso se han
desarrollado los sistemas de administración matricial.
Los logros incipientes en seguridad pueden y deben consolidarse.
http://www.nacion.com/2013-03-12/Opinion/nuestra-seguridad.aspx
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