martes, 10 de mayo de 2011

Osama Bin Laden

Gloria Álvarez Desanti, DPhil.

El 11 de setiembre de 2001, al igual que a muchos residentes de los suburbios de Washington D.C., me tocó apreciar el amanecer sobre la capital. El recorrido al lado del río Potomac a esa hora siempre invita a reflexionar sobre las maravillas de la naturaleza y a dar gracias a la Creación por lo que te ha dado. Nadie se imaginaba que ese día tan hermoso, que se inició como cualquier otro para los vecinos de Washington y New York, marcaría en pocas horas un cambio radical en la política de seguridad nacional para la mayor potencia militar del planeta. A escasas tres horas y media, el terrorismo internacional castigaría fuertemente al pueblo estadounidense. La destrucción de las Torres Gemelas en New York, los daños causados en el Pentágono en Washington y la caída del vuelo 93 en Shanksville, Pennsylvania cobraron la vida de casi 3000 personas.

El responsable de estos actos fue Osama Bin Laden hijo de un yemení y una madre siria. Su padre logró crear una fuerte fortuna, lo que le permitió darle a sus hijos una vida similar a la de los príncipes sauditas. En sus años universitarios Bin Laden es influido por profesores fundamentalistas cuyo objetivo era liberar al islam de la dominación extranjera, una interpretación ultra ortodoxa suní. Con la muerte de su padre se dice que hereda unos 80 millones de dólares. Se ha afirmado que su fortuna llegó a alcanzar los 300 millones de dólares. Al terminar sus estudios universitarios se integró al trabajo en las empresas familiares. Trabajo que abandona en 1979 para unirse al movimiento que luchaba contra la invasión rusa en Afganistán, basado en la Yihad, guerra santa. En ese momento esos movimientos contra la Unión Soviética eran financiados por Estados Unidos.

En 1980 fundó Al Qaeda, una organización yihadista basada en la organización de células con lealtades cuasi tribales. Cuenta con militantes en Pakistán, Indonesia, Argelia, Uzbekistán, Siria, Filipinas, Kosovo, Chechenia, Cisjordania, Líbano, Irak, y Gaza. El objetivo principal de la organización, de acuerdo con las declaraciones del propio Bin Laden, eran los civiles y militares estadounidenses. Sus problemas con Estados Unidos surgieron durante la guerra contra Irak en 1990, por la invasión de los militares estadounidenses a las tierras sagradas y sus atentados para derrocar a la realeza saudí.

Los atentados de Al Qaeda se remontan a 1992 en Yemen, 1993 en New York y Somalia, 1994 en Irán, 1995 en Arabia Saudita, 1998 en Tanzania, 2000 en Yemen, 2001 Estados Unidos, 2002 en Túnez, Pakistán, Yemen, Indonesia y Kenia, 2003 en Marruecos, dos en Arabia Saudita, Indonesia y Turquía, 2004 en Filipinas, España, cuatro en Arabia Saudita, 2005 en Londres, Egipto, Jordania y Algeria, 2006 en Algeria y 2008 en Pakistán.

El terrorismo genera más violencia. A su vez, las actividades de Al Qaeda se usaron por el Presidente Bush para justificar las acciones militares en Afganistán y la invasión de Irak. Esperamos que la muerte de Bin Laden no tenga como desenlace más atentados. Existen razones para el optimismo, la situación de hoy día en Medio Oriente pone en evidencia que el mundo está cambiando. En diversos países, el pueblo ha salido a las calles para reclamar sus derechos humanos. Deseamos que con la muerte de Bin Laden se haya cerrado un capítulo oscuro en nuestra geopolítica contemporánea. Y que en su lugar, se abra el espacio público para el entendimiento. Cabe señalar la palabras de Martin Luther King “La oscuridad no puede derrotar a la oscuridad, solo la luz puede hacer eso. El odio no se puede derrotar con el odio, solo el amor puede hacer eso”.

lunes, 9 de mayo de 2011

Las redes sociales y el cambio político

Gloria Álvarez Desanti, DPhil

Las redes sociales se han convertido en la herramienta tecnológica de comunicación que más crece día a día a nivel mundial; ha contribuido a la democratización de la información, brindando espacios para la opinión política de los ciber-activistas sin implicar esto necesariamente la participación política, sino que puede solamente expresar el descontento, tener un debate sobre la gestión gubernamental, o el comportamiento de la clase política. La penetración de la Internet aún es baja en los países subdesarrollados, pero lo que debemos de destacar es que los ciudadanos sienten que con sus intervenciones en el ciber-espacio pueden influir en la toma de decisiones, y esto lo deben entender los políticos.

No podemos negar el crecimiento de las redes sociales en nuestro país. Ochocientas once mil personas utilizan redes sin embargo, podemos pecar cuando queremos extrapolar los éxitos alcanzados en otras latitudes especialmente en EEUU al caso de Costa Rica. Por varias razones nuestra realidad sociopolítica es muy distinta, el acceso a Internet, a pesar de su rápido crecimiento, no se compara al del vecino del norte. Pero aún más ni siquiera en EEUU se ha podido cuantificar si el gane o la pérdida de una elección presidencial se deba a la nueva herramienta tecnológica. A modo de contraejemplo se puede citar que el gasto de propaganda política a nivel mundial cada día crece más en los medios convencionales, especialmente la televisión.

Considero que el papel de las redes sociales en Medio Oriente se ha sobredimensionado. Si bien es cierto que las redes jugaron un papel esencial como herramienta tecnológica que ayudaron a propagar el mensaje e informar sobre la situación política que se desarrollaba en su momento, por sí solas las redes no hacen una revolución. Esta solo se puede dar si porque las condiciones económicas y políticas existentes lo permiten. Las redes no son capaces de contribuir al cambio social si las condiciones económicas y sociales no están presentes. El papel político que desempeñó la hermandad musulmana a través de los años trabajando con los menos favorecidos económicamente y con los grupos medios, no se puede desconocer en Egipto como uno de los elementos que permitieron los acontecimientos recientes. Si no existen grupos organizados o partidos políticos, lo que se puede generar es un caos por falta de organización política.

En las pasadas elecciones de municipales en nuestro país, en diciembre de 2010, las redes fueron usadas para el proselitismo partidario. Pero el trabajo de las dirigencias locales en el área metropolitana fue factor determinante y ni qué decir en las áreas rurales donde la Internet tiene una influencia muy limitada.

Para concluir, una reflexión. Las redes sociales no deben ser un medio para evadir la responsabilidad política, como ocurre muchas veces. La denuncia debe ser parte de un compromiso con la acción y las causas que la motivan.