martes, 17 de enero de 2012

Guantánamo: La sombra estadounidense

Glorianna Rodríguez

Los acontecimientos del once de setiembre de 2001 quedaron marcados en la conciencia occidental. La imagen de las Torres Gemelas cayendo es un símbolo del odio y el peligro. Es por ello que con las torres colapsó también el sentimiento de seguridad e invulnerabilidad. La reacción por parte de Estados Unidos fue inmediata. El 16 de setiembre, Bush declararía una “guerra en contra del terrorismo”. El l7 de octubre, se iniciaría una campaña en contra del Talibán en Afganistán.

Pero la lucha en contra el terrorismo no se limitaría a estrategias militares. En el 2002 se establecería en la base militar estadounidense de Guantánamo un notorio campo de detención de alta seguridad. Este campo de detención fue establecido para mantener personas clasificadas como “combatientes enemigos ilegales”. Ese término, de origen polémico, que nació a la vida jurídica ese mismo año, tendría repercusiones jurídicas importantes. La administración Bush argumentó que como los detenidos eran combatientes enemigos ilegales y no prisioneros de guerra, no les eran aplicables las Convenciones de Ginebra. Esto permitió el uso de técnicas y procedimientos de tortura física y psicológica. No tendrían derecho al habeas corpus, podrían retenerlos indefinidamente sin juicio o sin derecho a representación legal.

Las críticas fueron casi inmediatas. Human Amnesty denunció la mera existencia del campo como “un escándalo respecto a los derechos humanos”. Por otro lado, los inspectores de la Cruz Roja reportarían el uso de técnicas de tortura tales como la privación de sueño y golpes corporales en sus diversos informes a través los años. El propio FBI reportaría en 2007 haber observado a “(detenidos) expuestos a condiciones extremas de temperatura, uno fue amordazado con cinta adhesiva, uno fue encadenado en la posición de un receptor de béisbol, y sometido a música a alto volumen y luces intermitentes por más de veinticuatro horas en una celda de seis pies por ocho pies“.

Hay diversos argumentos en contra de estas técnicas. Desde una óptica pragmática, se ha demostrado que la tortura no es un mecanismo idóneo para obtener inteligencia. El Senador John McCain, veterano que fue torturado por seis años en Vietnam, declaró que, “una persona que está sometido a tortura va a decir lo que piensa que sus captores quieren saber con tal de evitar más sufrimiento”. La utilidad de la tortura también ha sido cuestionada por Eric Maddox, un interrogador del ejército que incluso ayudó a capturar a Saddam Hussein.

Aparte de los argumentos de índole práctico, existe una razón más profunda aún en contra del centro de detención de Guantánamo. Gran parte del progreso moral de las sociedades modernas se ha expresado en los valores éticos tipificados mediante los derechos humanos. La presencia del terrorismo, los conflictos sociales y las guerras no se deben utilizar como un pretexto para abandonarlos. Cabe señalar que el filósofo Levinas observó que la verdadera tragedia de la guerra no es la muerte sino la traición a nuestra esencia, el hecho que dejamos de pertenecer a la humanidad. Los valores expresados en los derechos humanos no se limitan a los épocas prósperas y pacíficas, sino que deben guiarnos también durante las épocas tenebrosas. Cabe mencionar que hasta a los nazis se les concedió su día en la corte. Ese apego por la ley internacional, la justicia y la dignidad humana han sido la esencia moral de los regímenes democráticos. Hoy día, nuevamente se debe luchar en contra de la intolerancia, la violencia y el odio, pero al hacerlo, debemos cuidar de no caer también en la oscuridad.

Durante la campaña electoral tanto Obama como McCain prometieron cerrar el centro de Guantánamo. En el 2009, Obama prohibió diecinueve de las técnicas de interrogación y reiteró su promesa electoral. Pero esa promesa sigue sin cumplirse, el centro de detención permanece abierto después de una década, con 171 privados de libertad sin representación legal.

http://lafraguacr.org/2012/01/17/guantanamo-la-sombra-estadounidense/