domingo, 1 de mayo de 2011

Surge la derecha extrema en Europa

Gloria Álvarez Desanti, DPhil

Los desaciertos de los gobiernos en Europa ante las consecuencias de la crisis económica mundial y los recientes sucesos en Medio Oriente han creado un ambiente adecuado para el fortalecimiento de la extrema derecha en Europa y sus argumentos contra los migrantes. Esto se puede apreciar en las declaraciones de Marine Le Pen, la nueva líder francesa del Frente Nacional de Francia, en su visita al centro de detención de inmigrantes en la Isla italiana de Lampedusa. Declara la señora Le Pen "Si yo solo escuchara a mi corazón, por supuesto que iba a dejarles subir a mi barco... pero mi barco es demasiado frágil y, si los llevo, mi barco se hundirá... Europa no tiene la capacidad de dar la bienvenida a todos estos inmigrantes ilegales". También, el primer ministro británico, David Cameron, afirmó que en Gran Bretaña no quería "la inmigración masiva..., los inmigrantes tienen falta de voluntad de aprender inglés e integrarse a las comunidades".

En las recientes encuestas sobre la intención de voto en Francia para las próximas elecciones presidenciales del 2012, Marine Le Pen goza de un 24% de aceptación y el presidente Nicolás Sarkozy de un 19%.

Los partidos de extrema derecha se han fortalecido desde la década de los noventas en el norte de Europa, algunos solo a niveles regionales. Entre los partidos que han ganado terreno tenemos en Alemania el Partido Republicano, la Unión del Pueblo Alemán, el Partido Nacional Democrático; en Australia el Partido de la Libertad; en Bélgica el Bloque Flamenco; en Dinamarca Parte del Pueblo Danés; en Italia la Liga del Norte y la Alianza Nacional; en Noruega el Partido el Progreso; y en Portugal el Partido Popular, entre otros. Todos ellos se caracterizan por la hostilidad hacia los inmigrantes, la preocupación por el crecimiento de las actividades de los terroristas islámicos, las consecuencias de la globalización y, recientemente, el resentimiento hacia la Unión Europea y el costo de rescatar a los países por su crisis fiscal, especialmente Grecia. En Dinamarca las políticas de la ultraderecha en el Parlamento los llevaron hasta a reducir la ayuda a los países en vías de desarrollo. Por su parte, en España la encuesta de Población Activa del Instituto Nacional de Estadística, reveló que el desempleo en el primer trimestre del 2011 fue de 21.29%. Esos niveles de desempleo inevitablemente tienen consecuencias políticas y las respuestas simplistas de la extrema derecha pueden resultar atractivas.

La evidencia parece mostrar que se han debilitado el modelo de la integración regional y el ideal del multiculturalismo. El optimismo que rodeó la adopción del euro hoy se ha esfumado. En su lugar, empieza a surgir una especie nacionalismo intolerante donde reina el anti-islamismo, agravada por el aumento del desempleo. Europa vivió en el siglo pasado experiencias traumáticas de intolerancia, racismo, búsqueda de chivos expiatorios y genocidio, las cuales fueron acompañadas o precedidas de fuerte desempleo e inestabilidad económica. En la segunda parte del siglo XX evolucionó exitosamente hacia un modelo de tolerancia, multiculturismo e integración incluso como un seguro en contra de la guerra fratricida. Hoy, con cambios generacionales que ven como distante la primera mitad del siglo XX y el retorno del fantasma del desempleo y con este, la intolerancia de los planteamientos de las derechas se vuelven más tentadores. Europa tiene que lidiar con un mundo cambiante, caracterizado por factores como la globalización, la inmigración y retos de seguridad trasnacionales, pero no debe hacerlo sacrificando los grandes ideales que la han motivado.