domingo, 6 de marzo de 2011

China

Gloria Álvarez Desanti, Ph.D.

China ha logrado mantener en una forma muy efectiva un sistema de seguridad estricto en las principales ciudades durante estas tres semanas de protestas El gobierno ha frenado lo que ha considerado provocaciones en línea. El acceso a los mensajes de telefonía móvil fue suspendido, helicópteros han sobrevolado las ciudades. Los disidentes han sido detenidos y acusados de poner en riesgo la seguridad nacional. Se ha reportado a la Organización China de los Defensores de los Derechos Humanos que más de 100 individuos se encuentran bajo arresto domiciliario, incluso un activista ha sido detenido en un hospital mental. Los periodistas no pueden reportar a menos que sean acreditados por el gobierno y tienen prohibición de ir a las aéreas de protesta.

El pueblo chino vio con simpatía las manifestaciones pacíficas de Medio Oriente. La realidad china del momento demanda mayores y mejores oportunidades de empleo y protección a los derechos de vivienda. Los chinos están migrando de las aéreas rurales a las ciudades por mejores empleos y sueldos más altos. Esto surge en una coyuntura económica donde la desigualdad social crece y los alimentos básicos se encarecen día a día. La revolución de los jazmines puede encontrar seguidores en otro pueblo que necesita de reformas económicas para no generar mayor descontento social. Vale la pena señalar que el gobierno aumentó del gasto en policía.

El crecimiento económico de la China por encima del 7%, ha implicado una mayor demanda de bienes de consumo tanto nacionales como extranjeros, lo que ha traído consecuencias positivas y negativas para el resto del mundo. El crecimiento de China significa una mayor demanda del petróleo y materias primas, lo que llevará al encarecimiento de estos productos en el mundo como resultado de una mayor demanda de productos debido al aumento de poder adquisitivo de la población asiática (tanto de China como de India).

Estamos ante una triste encrucijada del desarrollo, la rápida incorporación de millones de pobres al mercado de laboral, genera un aumento en el poder adquisitivo de bienes y servicios, lo cual incrementa sus precios en el mercado internacional, particularmente de los alimentos básicos, con consecuencias negativas para los pobres en todo el mundo. La disminución de la pobreza en países como China e India tiene repercusiones directas en la economía mundial. Aumenta la demanda de las materias primas agotables y del petróleo. El acelerado crecimiento de esta región ha definido el rumbo mundial. Mientras su gobierno sea capaz de responder al descontento social con políticas de subsidio para la vivienda y mejorar las condiciones laborales, será difícil que se desarrolle una situación similar a la del Medio Oriente.

Por otro lado, los países que producen lo que China demanda, crecerán rápidamente, tal como lo están haciendo en Sudamérica (Brasil, Perú, Chile, Paraguay, Uruguay, Argentina e incluso Bolivia). Quienes no producen estos bienes se enfrentarán con aumentos del precio del petróleo, las materias primas y los alimentos. Se les plantean como opciones a países como Costa Rica, incrementar la producción de los bienes de alta demanda mundial, o al menos, beneficiarse indirectamente incrementando su comercio con los países de alto crecimiento como los suramericanos. La estrategia de comercio excesivamente centrada en los países desarrollados puede no ser la más efectiva en estos momentos. Nuevos acuerdos de libre comercio están a la orden del día.

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