Gloria Álvarez Desanti, Ph. D.
Obama pronunció su discurso del Estado de la Unión ante una coyuntura política y económica delicada. Recordemos la perdida de los demócratas en las elecciones de noviembre, el tiroteo de Arizona, la alta tasa de desempleo en 9.4% y el déficit presupuestario de 10%. Obama se encuentra en una encrucijada donde tiene que demostrarle a sus seguidores demócratas que continuará luchando por sus propuestas, pero a la vez, tiene que adaptar reformas necesarias para poder alcanzar dichas metas y atraer el apoyo de los republicanos en el Congreso y el Senado. Una equivocación en su cálculo político le costará la reelección.
Para el estadounidense cotidiano la preocupación primordial es el desempleo. La incapacidad de generar suficientes fuentes de trabajo ha afectado la popularidad del presidente. Según las encuestas, Obama logró un 87% de aprobación al inicio de su gestión en el 2008. En el transcurso de estos años, su nivel de aprobación ha disminuido a 45%.
Otro tema importante es una consecuencia de la crisis económica mundial reciente. El mundo unipolar se terminó. Debido al extraordinario crecimiento económico de países como China, India y Brasil, Estados Unidos ha comenzado a perder su estatus de protagonismo económico tanto a nivel mundial como regional. Es evidente que este proceso es irreversible; incluso, todo parece indicar que este se va a profundizar. Gradualmente, habrá un desplazamiento de occidente a oriente como eje esencial en las políticas económicas y el discurso internacional. Esto es un duro golpe para la idiosincrasia estadounidense cuya identidad se ha fundamentado en su posición de influencia y liderazgo.
A pesar de su difícil situación, en general, se estima que el discurso fue excepcional.
Consideramos que Obama ha sido muy acertado al señalar la importancia de la hegemonía científica y tecnológica. Históricamente, Estados Unidos ha liderado en las invenciones tecnológicas con lo que se establecido su dinamismo empresarial. Es por ello que se anuncia fortalecer la economía mediante la innovación y la educación. Se anuncian medidas como recortar los impuestos a las empresas para estimular el crecimiento y la competitividad. A la vez, ofrece reducir el déficit recortando el gasto público, militar y congelando los programas que no son prioritarios por cinco años. Considera que debe eliminarse la evasión fiscal y modificar el sistema contributivo sin crear más impuestos. Anuncia un plan federal de pensiones de la seguridad social y continuar su reforma de salud pública, ambas políticas demócratas por excelencia. Obama dejó claro que para lograr esta serie de propuestas es necesario el trabajo bipartidista; es decir, una colaboración por encima de maniobras políticas dominada por el bien común.
En la política exterior, se aprecia un acercamiento con China. Lo que se puede apreciar con la visita de Hu Jinato. Por otro lado, se anuncia la visita de Obama a Brasil, Chile y El Salvador. Por lo tanto, se puede confirmar que en el transcurso de estos años Obama sigue comprometido con sus ideales como de salud pública, seguridad social y sobre todo el bipartidismo. Estados Unidos está ante una coyuntura que no es meramente política y económica; también es existencial. Aparte de la recuperación económica, se debe lidiar con los cambios internacionales, y por consiguiente, su cambio de estatus. Se debe mencionar que hace unos años se eligió a Obama debido a la confianza que él inspiró. Sus palabras nuevamente despiertan esperanza.
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