miércoles, 12 de enero de 2011

La sombra del abstencionismo


Gloria Álvarez Desanti*

Muchos consideran que la participación electoral es un reflejo de los regímenes democráticos, y si Costa Rica es la democracia de mayor trayectoria latinoamericana, el aumento del abstencionismo en nuestro país es un tema preocupante. La situación empieza a agravarse cuando el abstencionismo histórico del 18% aumenta en 1998. Alcanzó su peor nivel en las elecciones municipales del 2002 con un 77%. Sin embargo, en la pasada elección de alcaldes celebrada el 5 de diciembre, se logró una reducción de cinco puntos porcentuales, colocándose este en un 72%. Por abstencionismo entendemos el acto de no acudir a las urnas por parte de aquellos individuos que tienen el derecho de hacerlo. En una libre elección, una renuncia al derecho de votar es la entrega de su poder de decisión a aquellos que sí lo ejercen. La democracia les otorga la posibilidad a los ciudadanos de escoger libremente el rumbo de la nación o cantón, de ahí que si existe descontento e insatisfacción con los gobernantes, este se debiera manifestar precisamente mediante el voto.

Diferentes causas se enumeran como responsables del abstencionismo. Entre ellas se considera que es responsabilidad de los partidos políticos, o del desprestigio de la clase política, o de la falta de educación electoral por parte del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE). Además, las elecciones municipales se ven seriamente afectadas por la debilidad administrativa de los gobiernos locales. Podríamos seguir enumerando causas y encontraríamos que todas tienen su incidencia, pero muestro argumento primordial es que ni los partidos políticos, ni la clase política, ni el TSE pueden cargar en sus espaldas con la responsabilidad por la decisión de individuos mayores de edad de no ejercer su función cívica obligatoria de votar. De no ejercer su derecho de escoger a sus representantes y gobernantes en las urnas. Además, se ha llegado a considerar que penalizar a un individuo por no ejercer su derecho es coartarle su libertad. Por lo tanto, cada individuo es responsable de su conducta política.

Característica mundial. El abstencionismo electoral no es un problema solo de nuestro país, este ha aumentado también en otras democracias. En Estados Unidos, por ejemplo, apenas el 40% de los electores estadounidenses acuden a las urnas a elegir los senadores y los representantes del Congreso cuando estas elecciones no coinciden con las presidenciales. Otro caso fue en 1994 en las elecciones legislativas de Colombia cuando el abstencionismo superó el 67%.

Un dato importante que merece ser destacado es que el abstencionismo aumenta a nivel mundial principalmente entre los jóvenes. De ahí que se han elaborado y planificado programas para atraer al votante juvenil, entre ellos destacamos los esfuerzos del Instituto Federal Electoral Mexicano, que diseñó una agresiva campaña para atraer a la juventud a las urnas. También, el TSE en la recién pasada elección de alcaldes realizó la campaña "Votar es Pura Vida" dirigida a los jóvenes. En Costa Rica, a pesar de los esfuerzos del TSE y de los partidos políticos por atraer a la juventud a los comicios de diciembre, la empresa Unimer revela desde noviembre la indiferencia de los jóvenes menores de 30 años de participar en el proceso. Recordemos que los jóvenes entre 18 y 34 años representan el 42% del padrón electoral costarricense.

Costa Rica a diferencia de otros países cuenta con un planeamiento y organización de punta del proceso electoral, de esto dan fe los observadores internacionales. La labor de TSE y la transparencia del proceso son reconocidas internacionalmente.

Desinterés de la juventud. Este desinterés de la juventud de no participar en los asuntos políticos o electorales, lo apreciamos también en las elecciones universitarias. Esta falta de compromiso político es una característica mundial de la sociedad actual, particularmente aguda entre los jóvenes. Pareciera ser evidencia de un fenómeno mayor de no asumir las responsabilidades propias y dejar que otros las asuman, normalmente acompañado de la crítica fácil y descalificadora de partidos políticos, dirigentes e instituciones electorales. En la medida que esto sea así, falla la educación en el aula, en la casa, en los partidos políticos. Celosos de la libertad, se ha oscurecido la otra cara de esa moneda: la responsabilidad, en particular la cívico-electoral.

*Publicado en Diario Extra, Página Abierta

http://www.diarioextra.com/2011/enero/11/opinion09.php

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Doña Gloria,
Describiendo usted esa realidad como puede siquiera considerar que la juventud sea la esperanza de costarrica como lo defendió antes. No le parece que todo es un caso perdido

Gloria Alvarez Desanti. dijo...

Anomimo,

Creo que la juventud, tiene el potencial de asumir su rol histórico que le corresponde.