martes, 7 de junio de 2011

Del relativismo cultural a la crueldad

Gloria Álvarez Desanti, DPhil

De acuerdo con el relativismo cultural la comparación entre diferentes culturas es inapropiada.

Los valores y creencias son producto de un cierto contexto socio-histórico temporal y espacial. Por lo tanto, no se debe ni puede darles un pretexto universalista. Bajo esta línea de pensamiento, cada sociedad también tiene diferentes creencias morales y de ahí que lo que se proponga como correcto cambia en cada cultura. No existiría, por lo tanto, una verdad absoluta. Es por ello, que las limitaciones y autorizaciones a los individuos de una cultura estarían determinadas por las creencias morales que se aceptan socialmente en ese grupo. Cada sociedad va a desarrollar su régimen de valores. Por lo tanto, de acuerdo con el relativismo cultural se deben tolerar las diferencias de valores entre las sociedades.

Por el contario, argumentamos que a pesar de todas las diferencias culturales, siempre se deben garantizar el bienestar, la libertad y la igualdad de todos los seres humanos como valores universales.


Efectivamente, las tradiciones culturales muchas veces permiten enriquecer la vida de una comunidad y darle sentido a la vida de sus miembros. No obstante, en ciertos casos, algunas prácticas culturales pueden atentar contra la dignidad humana y, por lo tanto, se convierten en una fuente de sufrimiento.

Ejemplo de este tipo de violación, y una desafortunadamente frecuente, es la discriminación en contra de las mujeres donde sus derechos son atropellados. Son formas de violación a la dignidad de las mujeres. Este tipo de prácticas culturales van a manifestarse mediante una discriminación de género. En otras palabras, hoy en día, algunas mujeres se han convertido en las víctimas del relativismo cultural, como lo mostraremos en los siguientes casos.

Afganistán tiene una de las mayores tasas de mortalidad materna en el mundo porque las costumbres tradicionales de su cultura atentan contra la vida de las mujeres. Ellas no pueden viajar sino son acompañadas por un varón y tampoco pueden ser atendidas por médicos varones. Esta situación se complica en una región donde el 86% de las mujeres son analfabetas. Las estadísticas revelan que hay una mujer médico por cada 60000 personas. En consecuencia, no es de extrañar las altas tasas de mortalidad materna.

El progreso en esta área solo será posible cuando las mujeres afganas gocen de las mismas oportunidades de educación que los hombres reciben. Esto traería además una reducción en la mortalidad infantil porque en muchos casos esta se debe a la ignorancia de las madres. Este tipo de prácticas nos explican por qué las mujeres tienen más probabilidades de morir durante el parto o por complicaciones durante el embarazo. Según los datos proporcionados por UNICEF hay 1800 muertes por cada 100.000 nacimientos.

Otra práctica es la discriminación sexual hacia la mujer a través de la ablación del clítoris. La infibulación o mutilación total o parcial del clítoris es una de las prácticas que ha tenido mayor desaprobación mundial. Es practicada a las niñas entre 2 y 7 años en África con el objetivo de garantizar su virginidad hasta el matrimonio. Incluso es socialmente aceptado que cada vez que el marido se ausente por un viaje, se practique el cierre vaginal a la mujer para garantizar la castidad de ella. Se estima que alrededor de 135 millones de mujeres y niñas han sido víctimas de dicha práctica y cada año 2 millones de niñas se sumarán a este sufrimiento. Se ha logrado que en algunos países africanos la práctica sea considerada ilegal.

Otro caso es el de la práctica de matrimonios arreglados de niñas desde nueve años con hombres hasta veinte años mayores a cambio de dinero. Las niñas son tratadas como mercancías en este intercambio en Afganistán. Estas niñas son abusadas sexualmente por sus maridos, física y psicológicamente por las familias de estos. En la India, los matrimonios de conveniencia obligan al padre a entregar una dote por su hija, si la familia de la novia no es capaz de cumplir con la demanda satisfactoriamente, se quema viva a la muchacha. Este tipo de casamiento están prohibidos oficialmente pero las costumbres atávicas todavía se practican.

La diversidad cultural debe ser aceptada debido a que la en mayor parte de los casos enriquecen la vida cotidiana. Sin embargo, esa tolerancia se debe limitar. El límite del relativismo cultural debe ser la crueldad y en estos casos debe ser desterrado: cuando viola los derechos individuales, atentan contra la salud física y emocional del individuo o contribuyen a la dominación. Cuando una práctica cultural claramente provoca sufrimiento, en nuestro silencio hay complicidad. Debemos trabajar por una ética moral mínima donde se respete la dignidad de la mujer.

8 comentarios:

Alrevés de lo contrario dijo...

Un comntario muy clarosobre la relatividad ultural poco comprendida por muchos y muchas. Comparto totalmente tu argumento en cuanto a los límites en que se debe observar dicha relatividad.

He disfrutado su lectura, la cual recomendaré. saludos.

Alrevés de lo contrario dijo...

Me disculpo por las faltas en el comentario anterior por escribir muy rápido en un teclado muy chico.

C.A. Fallas dijo...

Estoy de acuerdo en lo planteado, hay sin embargo que dejar en clar que se acepta que tal relatividad cultural no existe, y que en occidente consideramos que nuestra cultura de Derechos Humanos debe ser impuesta a otras culturas.argumento este que no siempre es bien recibido.Saludos.

José Néstor Mourelo Aguilar dijo...

Su labor periodística me parece encomiable. Me parece que Afganistán no es un país sino una sumatoria de tribus analfabetas cuyas acciones contra las mujeres claramente se explican. Otro tanto sucede en la India con los matrimonios obligatorios entre niños. Y China es un ejemplo de país en los que los derechos humanos no existen.

Gloria Alvarez Desanti. dijo...

Luis Eduardo te agradezco tu comentario.

Gloria Alvarez Desanti. dijo...

José Nestor,
Tienes razón en el tema de derechos humanos nos queda un largo camino todavía.

Gloria Alvarez Desanti. dijo...

Carlos L Fallas,
La cultura debe ceder ante la crueldad. Cuando una práctica provoca sufrimiento, me reservo el derecho de opinar y promover el cambio

Anónimo dijo...

Este señor Fallas justificando el maltrato dice "en occidente consideramos que nuestra cultura de Derechos Humanos debe ser impuesta a otras culturas", Hallase visto. Isa