Gloria Álvarez Desanti, Ph.D.
Los recientes acontecimientos de Túnez y Egipto nos demuestran una vez más que una insatisfacción económica se puede traducir en desobediencia civil. Esta, a su vez, puede desembocar en una transformación política o, en algunos casos, la historia nos ha demostrado, puede llevar hasta a una revolución.
La auto-inmolación de Muhammad Bouazizi, un joven de 26 años desempleado, en la plaza principal de Sidi Bouzid en Túnez, se convirtió en el símbolo de la juventud sin esperanza. Una situación económica, que induce a un acto individual de desobediencia civil, la cual escala a lo que se ha denominado la Revolución de los Jazmines. El descontento de los manifestantes por la situación económica del país, el crecimiento del desempleo y el aumento del precio de los alimentos, tuvo repercusiones políticas. La desestabilización política generada por estas causas económicas es tal que el Presidente se vio forzado a dejar el país. Esta revolución pacífica refleja un cambio en la realidad socio-histórica de Túnez. Es impactante que en un país de régimen autoritario y represivo, los temas económicos tuvieran repercusiones sociopolíticas tan inmediatas y transcendentales.
Pero las reverberaciones de la Revolución de los Jazmines parecen estar cruzando fronteras. En Egipto, estudiantes universitarios desempleados, inspirados en la situación de Túnez, convocaron por medio de las redes sociales a una manifestación. La página de Facebook contaba con la participación de 80,000 individuos que protestaban contra el gobierno de Mubarak por el desempleo y la pobreza. La situación social y política del país la ponen en entredicho los frustrados jóvenes desempleados. Se reportan luego manifestaciones en Yemén y otros países de esa región del mundo.
Sin embargo, dichos procesos sociales no son solo un fenómeno contemporáneo. Si analizamos la Revolución Francesa, nos encontramos que en ese caso también surgieron insatisfacciones económicas generadas por el alto desempleo y la inflación. Recordemos que el precio del pan subió 62% y los salarios solo 22%, en consecuencia, el costo de la vida se tornó inmanejable. A raíz de fenómenos propios del ámbito económico y manifestaciones de la sociedad civil, el contrato social se rompió y se produjo la Revolución.
Estos ejemplos nos demuestran la importancia de la situación económica en los contextos nacionales, un punto transcendental aun cuando no desemboquen necesariamente en revoluciones o procesos de desobediencia civil generalizada.
Hoy día, España tiene cuatro millones de desempleados. El gobierno anuncia que los beneficios a aquellas personas que tienen más de dos años de estar desempleados, serán reducido con el fin de controlar el déficit presupuestario. La situación española es seria y traerá graves consecuencias para los grupos más vulnerables socialmente. Estaremos atentos a las posibles ramificaciones políticas.
El tema del desempleo es tan importante que el presidente Obama centró su discurso del Estado de la Unión en la economía. Entre otras cosas, propone medidas para mejorar el empleo.
Finalmente, es oportuno comentar que en Costa Rica la Encuesta Nacional de Hogares de julio del 2009 y julio del 2010 reveló que la demanda por trabajo no creció de manera importante. El desempleo abierto en el área urbana es de 7.1% y en el área rural de 7.6%. Sabemos también que empleo de carácter precario en los sectores informales enmascara una situación mucho más seria que la que podrían estarse reflejando a simple vista en estos indicadores.
Por lo tanto, se puede afirmar, desde una perspectiva socio-histórica, que la incapacidad de un país de generar suficiente empleo para su población laboral, ha sido un detonante del descontento social en distintas latitudes y épocas. Nuestros líderes no deben soslayar este hecho.
2 comentarios:
Totalmente de acuerdo con su apreciación. Si bien es cierto la realidad de Costa Rica difiere mucho de la de esas naciones, en lo político, el desempleo y sobre todo el alto costo de la vida de nuestro país pueden servir de caldo de cultivo a acciones de desasosiego civil. Una vez más, las políticas neo liberales demuestran ser una falacia para la mejor distribución de la riqueza. Le sugiero hacer una investigación sobre la brecha que se está ampliando entre las clases alta y baja, ésto, porque la clase media, de la que Costa Rica en el pasado se enorgulleció esta prácticamente desaparecida.
Es evidente que de no cambiar nuestro sistema educativo y atender las competencias que requieren nuestros jóvenes, el mercado laboral será un verdadero problema en el futuro muy cercano, es claro que para Costa Rica el gran reto es reformar al Estado de cara a los retos de atender las demandas de nuestras futuras generaciones. Muy atinente y adecuado su artículo. Dr. Leiner Vargas Alfaro
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